El documental sonoro, también existe en radio, con características propias y posibilidades diferentes, o incluso más amplias.
Seguramente habremos escuchado hablar del documental, y quizá específicamente del de televisión. Sin embargo, este no es el único soporte posible. También existe en radio, con características propias y posibilidades.
En formatos audiovisuales contamos con las imágenes, pero en radio… ¡En radio también! “Imagen” proviene del latín imago. En el formato sonoro también es posible ver infinidad de cosas, ya que una parte de ellas las crea el productor, cuando mezcla los elementos del lenguaje radiofónico, y el oyente las termina de completar con lo que imagina de acuerdo a su experiencia de vida, gustos, edad, etc. Para Ricardo Haye, doctor en Comunicación Audiovisual, docente e investigador de la Universidad Nacional de Comahue) las imágenes son representaciones de los objetos sensibles o no sensibles que posee la mente y que permanecen en ella independientemente de la presencia o referencia de las cosas a la que correspondan.2
Lo que tenemos que tener en cuenta a la hora de realizar un documental sonoro, es que no estamos creando un documental como en la televisión pero para escuchar. Es decir, no es una adaptación de un documental de televisión para la radio. No es sonoro simplemente porque es para escuchar. Un documental sonoro, lo es porque utiliza de la manera más amplia los elementos del lenguaje radiofónico (voz, efectos, música y silencio). Natalia Barrio, establece que un documental radial “tiene la característica de explotar al máximo las capacidades expresivas de la radio (radio como lenguaje y no como medio). (…) Se trata de mirar al objeto desde diferentes puntos de vista, y es el oyente quien tiene que armar la historia, completar los sentidos.”3
Para Susana Fevrier,4 el documental sonoro es similar al reportaje periodístico. Pero existe una diferencia. El reportaje periodístico trata una temática de actualidad, mientras que el documental sonoro no tiene esa sujeción. Fevrier afirma que ambos formatos se asemejan porque la intención consciente del objetivismo, tanto en el proceso de investigación como en el ordenamiento de la información. Si bien puede existir la intención de buscar la objetividad, no debemos olvidar que en la selección de la música, la segmentación de las entrevistas realizadas, las palabras utilizadas en los diálogos ficcionales, la utilización de tales o cuales efectos, de alguna manera el autor imprime su mirada, su punto de vista en relación a la temática abordada.
Estamos de acuerdo con Fevrier en relación a la clasificación que ella realiza del documental radiofónico. El primer tipo, corresponde al documental narrativo, en el cual el narrador tiene mayor peso. En el documental dramatizado, la temática se apoya en diálogos que recrean los hechos. El retrato sonoro, por su parte, cuenta una historia, tema o hecho, sin necesidad de usar al narrador. Este último tipo, es el que más se aproxima a la definición que deseamos darle al documental sonoro ya que los elementos radiofónicos, combinados y ricamente utilizados, logran mayor o más expresividad que un documental donde la palabra predomina. El documental sonoro debería estar cerca del arte, de lo emocional, trabajando de la manera más ingeniosa las posibilidades del medio. Como señala Fevrier, “el entorno acústico provoca una cascada de imágenes sonoras que solicitan la intervención de la creatividad y la imaginación del oyente para traducirlas en imágenes visuales particulares.”5
Podemos decir, entonces, que existen varios tipos de documentales radiofónicos, a uno de ellos lo llamamos documental sonoro por su riqueza expresiva y por su cercanía al arte. Podría considerarse como el equivalente a un lienzo en blanco, en donde el artista cuenta algo volcando diferentes colores, texturas y materiales, algunos superpuestos, otros más espesos, líquidos, brillantes… En radio, es posible realizar algo similar. Superponiendo sonidos, voces, relatos, efectos. Mezclando algunos, separando otros con silencios, con planos, con ambientes y todo lo que al productor radiofónico pueda ocurrírsele. Obviamente, los límites entre las diferentes clasificaciones son difusos. Por eso, queda en manos del productor explorar todas las posibilidades del medio y continuar redefiniendo al documental sonoro, o quién sabe, creando una nueva clasificación.
*En un documental sonoro no hay que relatar, hay que mostrar*__. Mostrar con las imágenes acústicas, creando ambientes sonoros, escenas mediante una consecución artística de efectos, música, silencios y palabras, mostrar mediante diálogos. *¿Qué mostraremos? Hechos, historias*__. Los hechos son los que no se olvidan, los que quedan en la memoria, los que nos interpelan como oyentes. Esto nos permite sentar una posición, hacer visible algo que la sociedad debe conocer. Hay que explorar y explotar el lenguaje de la radio, aprovechar las infinitas posibilidades que brinda a la hora de crear y de contar.
1 Su significado es imagen.
2 Haye, Ricardo. El arte radiofónico. Algunas pistas sobre la constitución de su expresividad. El juego y el arte. La Crujía, Buenos Aires, 2004. (Pág. 157)
3 Barrio, Natalia. Disponible en http://titoballesteros.blogspot.com.ar/2011/07/el-documental-de-radio.html
4 Fevrier, Susana. El documental radiofónico. (Pág. 1) Disponible en www.bdp.org.ar/facultad/labso/Documental.pdf
5 Fevrier, Susana. El documental radiofónico. (Pág. 6) Disponible en www.bdp.org.ar/facultad/labso/Documental.pdf
[…] Leé el artículo de Camila Gutiérrez sobre el documental sonoro. […]
Hola Camila, encontré este sitio buscando información para mi tesis sobre documentales sonoros. Si tenés algún artículo similar al escrito aquí me gustaría leerlo. Gracias
Saludos