Es de prensa. Parte 1

Documental sonoro que cuenta la historia de la detención e incomunicación de dos periodistas alternativos.

Su delito fue registrar la represión policial en una marcha por la desaparición de Santiago Maldonado en Argentina.

Este documental habla de injusticias, de libertad de prensa, libertad de expresión, violencia, represión, pero sobre todo de perseverancia, lucha, del rol de los medios alternativos y de conflicto social.

Episodio 1

Conocemos a Medo, comunicador comunitario de la Red Nacional de Medios Alternativos y voz del grupo hardcore-punk Morir en Madrid. Nos cuenta cómo se fueron dando los hechos que desembocaron en su detención y la de su colega Juan Pablo aquella noche del 1 de septiembre de 2017.

La historia de estas detenciones es una muestra de una política represiva y oscura que acecha a la Argentina. Un joven desaparece en la Patagonia por la represión de Gendarmería al pueblo mapuche. A un mes de su desaparición y sin respuestas oficiales, una multitud se congrega en Plaza de Mayo para pedir por él. La policía arma un operativo de caza en el que reprimen y detienen a más de treinta personas. Muchas de ellas estaban registrando la feroz represión. No les importó que hubiera comunicadores haciendo su trabajo; por el contrario, los hostigaron y detuvieron como parte del mensaje. Dos de ellos, Medo y Juan Pablo, fueron acusados de resistencia a la autoridad y tuvieron que pasar cuatro días en un calabozo.

Escuchamos la historia en detalle, contada en voz de Medo, y escuchamos los documentos de la cobertura periodística que hicieron en vivo durante la represión. Allí se escucha claramente cómo la gente advertía a la policía que se estaban llevando detenidos a trabajadores de prensa, lo cual no les importó.

Enseguida organizaciones de derechos humanos se congregaron en la comisaría para pedir por su liberación. En conferencia de prensa, explicaron todo lo sucedido y por qué las detenciones eran arbitrarias. El apoyo y la presión fueron fundamentales para que el tema tomara estado público. Nunca se esperaron tener 300 personas acompañando durante todo el desgastante proceso que tuvieron que sufrir los dos comunicadores, como así el resto de los detenidos/as.

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