Expresamos nuestro repudio y señalamos el rol de los medios.
La proliferación de discursos de odio y violencia a través de los medios de comunicación hegemónicos aportan a la generación de un clima social de intolerancia que no queda solo en lo discursivo.
Lo sucedido ayer, con el intento de asesinato de la vicepresidenta, es consecuencia de un caldo de cultivo propiciado por los sectores más reaccionarios del poder político, económico, judicial y mediático, que hacen lo imposible por criminalizar, perseguir y asfixiar cualquier expresión popular que se enfrente al status quo.
En este contexto, no es de extrañar que algunas personas se sientan autorizadas a ejercer violencia sobre quien piensa distinto. Azuzar durante años el odio no es gratuito. Hoy tenemos que lamentar este suceso, que pone en riesgo la calidad de una democracia que logramos construir colectivamente.
Es hora de que lxs comunicadorxs que operan fogoneando ideas antidemocráticas se responsabilicen, en lo que les cabe. Los medios de comunicación no influyen como una aguja hipodérmica, pero el goteo de odio, descalificaciones, desinformación, ataques y violencia al que asistimos, tiene graves consecuencias sociales. Y ayer tuvimos una muestra de ello.
Salimos a la calle para defender la democracia, para decirle no a la violencia y para señalar el rol de los medios masivos en la instalación del odio y el corrimiento de los límites del sano debate público.
Respaldados por la tecnología
Construyendo mediante la seducción estética
Y la ilusión de transparencia
Los medios masivos de comunicación
Funcionan como administradores de la verdad
Programas de televisión de bajo presupuesto
Alientan la violencia
Aprovechando la creciente tensión social
Eterna Inocencia, “Iniquidad”
Imagen: Zech Vessels https://unsplash.com/es/@zvessels55