La ficción en radio: ¡Que se abra el telón en el dial!

Sentemos por unos instantes a nuestra audiencia en butacas imaginarias.

¡Qué nostalgia aquellos tiempos en los que nos sentábamos frente a un enorme transmisor a escuchar la radionovela de la tarde! Acá es la parte en la que suspiramos. Ah… ¿No vivieron aquellos tiempos? ¡Yo tampoco! Pero tengo algo muy importante que decirles: la ficción en radio no ha muerto. ¿Pero cómo? Si ahora todo el mundo mira series por Internet. ¿Quién va a tener tiempo de escuchar toda una radionovela? Quizá en parte sea cierto. Pero la ficción en radio no es sólo una radionovela de amor, de aventuras o de misterio. Hay una infinidad de temáticas que podemos abordar en este formato.
Podrán estar de acuerdo y pensar: sí, pero en mi programa no hacemos radioteatro ni ninguna de esas cosas. Hablamos de temas serios, de historia. Sin embargo, la ficción no debería quedar relegada sólo a historias -con minúscula- sino también, por qué no, a la Historia. Para muchxs la historia puede ser muy apasionante pero a otrxs les puede resultar algo lejana, casi impalpable. ¿Por qué no utilizar la ficción para que el o la oyente pueda imaginarse que está ahí? Como si fuera un viaje en el tiempo, en el cual podamos formar casi parte de ese momento.
Hay frases y charlas memorables, ricas en cuanto a su importancia, de las cuales lamentablemente no se tiene registro sonoro debido a su antigüedad. Muchas dichas, por ejemplo, por próceres. ¿Y si le otorgamos vida mediante una lectura interpretativa? Es decir, mediante entonación, énfasis en algunos pasajes, murmurando o elevando la voz, marcando las preguntas tal y como serían dichas en lenguaje oral. Con este recurso, más algunos efectos sonoros, puede lograse un momento radial vívido, atractivo y creativo. A esto le llamamos recreación.
Lo mismo podríamos realizar con una imagen. Son miles los ejemplos de ilustraciones de otra época basadas en acontecimientos históricos. ¿Y si le buscamos su equivalente sonoro? ¿Por qué no sonorizar, por ejemplo, una batalla? ¿Un discurso de renuncia de un presidente? Y no sólo podría ser de algo que realmente sucedió, sino también un pequeño pasaje de ficción basado en algo real. ¿Qué se escucharía en una manifestación de la cual no hay registro sonoro? ¿En una conversación entre dos funcionarios que planean un acto de corrupción? ¿En la charla entre dos mujeres que votan por primera vez? A esto podríamos llamarle dramatización.
Imaginemos que tenemos un programa de actualidad. O tal vez ya lo tengas. Supongamos que queremos hablar de la creciente dificultad que tienen los ciudadanos y ciudadanas para conseguir empleo. Podemos encarar el tema con los recursos convencionales; invitar a un experto, citar libros, emitir testimonios. ¿Pero si lo hacemos aún más atractivo? Todos alguna vez hemos pasado por una entrevista laboral. ¿Y si creamos un personaje que asiste a una de estas entrevistas? ¿Qué le diría el empleador? ¿Cómo sonaría aquella oficina? ¿Cómo sería la charla que este postulante tendría con su madre antes de salir de casa?
Ok, pero… ¿Qué pasa con aquellas temáticas delicadas? Ahí debemos elegir muy bien el tono en el cual se contará el acontecimiento o tema. Por supuesto no bromearemos sobre una tragedia. Lo que debemos tener en cuenta es que no hay ningún hecho o tema que no se pueda tratar mediante la ficción. Hay muchas formas. Podemos tomar a dos personajes reales y recrear alguna conversación que haya existido. Podemos imaginar una conversación que no sabemos si ocurrió pero podría haberlo hecho. Y no necesariamente una ficción debe ser un diálogo entre dos o más personajes. Podemos simular la voz de la conciencia de alguien, o de algo. A través de la ficción le podemos dar vida a lo que queramos. ¿Y si hacemos hablar a un objeto que fue testigo de algo que sucedió? ¿Y si usamos un narrador? Este narrador puede conocer o no lo que piensa y siente el personaje. Podemos usar la primera persona o utilizar un relato que “muestre” la situación desde afuera. ¡Podemos obviar el relato! ¿Qué tal si contamos sólo con sonidos, silencios y música? En ocasiones los silencios y los sonidos disparan de forma potente la imaginación de nuestros oyentes. Dejan que él o ella, al escucharlo, recree su propia escena, según sus recuerdos u opiniones.
¿Qué pasa con la música en la ficción? ¿No sabemos cuál elegir? Usen dos… o más. Prueben insertando sonidos en la música, que hagan parte de ella. Jueguen con los planos de las voces. No es lo mismo una voz en una sala pequeña que en una plaza hablando a lxs trabajadorxs. No es la misma música que podría sonar en una fiesta de 1850 a una de 2018. Que los personajes no sólo hablen mediante su voz. Que suspiren, lloren, rían. Que se escuche su corazón, su tartamudez, su tos o lo que la ficción requiera para otorgarle credibilidad y dinamismo. ¡Sorprendamos a la audiencia! Si el personaje está contando que estuvo en una marcha, ¡que se escuche la marcha! Mejor si se oye antes de que él o ella lo diga. Pintemos la escena. Con dos o tres efectos sonoros se puede recrear toda una situación. La radio tiene eso de maravilloso: no hace falta romper autos para recrear un choque, un campo, la noche o viajar en el tiempo. Piensen en un par de efectos significativos, con eso bastará.
Puede ser, puede ser… La ficción en radio es posible. ¡Pero no tenemos tiempo! Podrían estar pensando en esto a la hora de imaginar la ficción en su programa o radio. Pero no es necesario realizar una obra por capítulos que ocupe una hora en la grilla todos los días. Si lo queremos, bienvenido sea. Pero con algunos minutos en algún momento, bastará. ¡Incluso con segundos! Tómense un momento para cerrar los ojos por algunos segundos. ¿Qué escucharon? Seguramente un montón de sonidos. Un perro que ladra a lo lejos, algún gorrión, el tic tac del reloj de la cocina, una sirena de ambulancia. Y todo eso suena al mismo tiempo casi sin que nos demos cuenta. En sólo unos pocos segundos se puede contar una historia o una situación y abrir el debate con ello.
Lo que permite la ficción es que el oyente se ponga en la piel del personaje y se identifique con él. De esta forma rememora situaciones vividas, o que le sucederán en un futuro. La ficción es un respiro en el dial. Otorga frescura a nuestra programación. Aporta arte. No le tengamos miedo a esta palabra. No le tengamos miedo a meter mano y probar. A explorar aquellos programas que sólo el operador usa.
Ya que, si los conocemos, nosotros podemos poner en marcha nuestra creatividad. Si conocemos las herramientas que existen, podremos ampliar la originalidad de nuestros programas y producciones. Ya sean columnas, informativos, entrevistas, reportajes… Dejemos que los formatos se entrecrucen, como si fuera un prisma en el que los colores y combinaciones dan paso a otros. Probemos. Mezclemos. La pista del programa de edición es como la paleta del artista plástico. La nuestra, en radio, es tan infinita como aquella.
Sentemos por unos instantes a nuestra audiencia en butacas imaginarias. O arrullémosla con un cuento… ¡Y sorprendámosla con el final! La ficción no ha muerto, señorxs. Está ahí, esperando que abramos el telón del dial.

Para pensar

¿Qué otras formas se te ocurren para incluir la ficción en la radio?
¿Cuándo fue la última vez que escuchaste ficción en radio? ¿ Y la última vez que la incluiste en tu producción?

Materiales de interés

Manual Urgente para Radialistas Apasionad@s, José Ignacio López Vigil. https://radioteca.net/media/uploads/manuales/2013_10/ManualUrgenteRadialistas.pdf

La ficción en radio: ¡Que se abra el telón en el dial!

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