Radio Ahijuna

Entrevista con Martín y Pablo de Radio Ahijuna, Quilmes, Provincia de Buenos Aires.

¿Nos cuentan la historia de Ahijuna y cómo se definen?

Ahijuna nace a finales de los 90. Confluyen varios grupos que venían haciendo radio, con participación y militancia política en la universidad, o del palo más sindical. Empezaron a confluir en un proyecto común relacionado con generar un nuevo espacio comunicacional acá en el sur. En algún momento parte de esos grupos había participado en la radio de Farinello, FM Compartiendo, durante los 90. Y ese objetivo común, al final de los 90 terminó conformando ese grupo “promotor”. Cuando ya estaba amalgamado en relación al objetivo, llega el estallido del 19 y 20 de diciembre (2001). Un compañero dice que “somos medio hijos del 2001”. En ese momento no había militancia partidaria sino más de otros espacios.

Fuimos construyendo, no sin dificultades, ese proceso. En 2001 teníamos un equipo comprado con patacones [N.de E.: era la pseudomoneda de la provincia de Buenos Aires durante la crisis de ese momento], empezamos a construir las posibilidades de montar la torre para salir efectivamente al aire. En ese momento reciclamos una fábrica de tableros de dibujo técnico, que era proveedora de las grandes multinacionales (IBM, Mercedes Benz). Cuando aparecen las computadoras, cierra esa fábrica. Ahí teníamos montado todo para salir al aire, con un estudio a mitad de terminar.

La estrategia que nos dimos en términos locales fue convocar al público, a través de actividades culturales. El centro cultural funcionó muy bien, logró instalarse con una oferta semanal. Con participación real de personas muy diversas, no del palo del que veníamos nosotros. Pero se iba dilatando poner al aire la radio, por la política de represión, de decomiso de equipos. A partir de la asesoría de algunas personas como Damián Loretti, que nos decía que “esto puede ser una aventura de 15 días”, nos recomendaban que reviéramos la estrategia. Fuimos haciendo algunas solicitudes legales, permisos, etc., para que nos lo negaran en términos del decreto de la dictadura, para tener un primer papel para traccionar en esa pelea. Porque políticamente nosotros queríamos salir al aire violando la ley de la dictadura, claramente.

Ya en 2003, nosotros en el centro cultural tuvimos problemas, ese espacio se iba a vender, etc. Y lo que fue esa movida, la focalizamos. Vino el cambio de signo político con la asunción de Kirchner, y dijimos “juguémonos a meter la radio”.

Armamos la radio en una parrilla “al paso”. Reciclamos la parrilla, la pintamos de naranja, un cartel grande de ocho metros. Y nos prestaron una torre lindante y pusimos el primer transmisor. Ahí es donde nace Ahijuna, la identidad que tenía que ver con recuperar lo local, lo nacional, por eso el nombre. Su propia marca. Y que reunía al aire este conjunto de expresiones diversas en relación a lo político, lo sindical, lo territorial, los Derechos Humanos, la agricultura familiar, los pueblos originarios. Todas esas expresiones que en ese momento creíamos que no estaban presentes al aire. Hay referencias de ese momento, de un primer feedback con la audiencia, que salía algo diferente al aire, de lo que estaba sonando.

En el 2004 había una ebullición en ese sentido, salieron los 21 puntos [N. del E.: Los 21 Puntos para una Radiodifusión Democrática], etc.

La propuesta musical, para Quilmes, fue interesante, porque hubo siempre una mirada a la música rock pero también a lo nacional, que en ese momento ya tenía un camino enfocado por ejemplo con la radio La Mega. Pero sucedía que, como propuesta en Quilmes, no había una radio que focalice lo musical, pensado desde lo nacional, de darle difusión a la música producida en lo local, que era bastante también. En la sonoridad de la radio jugaba eso de lo musical. Los oyentes de la primera época, en realidad destacaban también ese tema. En la FM es un peso importante.

Y siempre fue priorizar una propuesta que se identifique, en el dial, con un piso de producción y calidad que sea una distinción. Con vuelo bajo pero sin ser la gran innovación pero que responda a cierto código comunicacional del oyente de radio. Barro el dial y me quedo. Y empiezo a escuchar la radio que fuera…

Todo esto hecho con 2,50 pesos, con plata de los mismos integrantes. Sin posibilidad de acceder a ningún tipo de ayuda económica. Empezamos sacando los bonos… Arrancamos con los “cacerolos” que se canjeaban billete por billete, con los de 2 pesos. También los Sussini, de 5.

Estábamos en relación con el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, algunos éramos también becarios de los departamentos del Centro Cultural. De hecho solicitamos un crédito al Instituto para juntar los 10 mil pesos que faltaban para terminar de montar el equipamiento. En ese momento pesó, en términos institucionales, no violar la ley. El apoyo del Instituto tenía que ver con eso. Para obtener el crédito pusimos que nosotros, con nuestros trabajos en otros lados, éramos solventes para devolver el crédito.

Salimos al aire de ese modo, más de prepo, por prepotencia de laburo. Con máquinas usadas, sin ningún tipo de estructura, más allá de cierta definición política. Con alguna planificación como medio y muchísima voluntad. Pero en términos económicos, logramos, como primer criterio, lo que corresponde a la generalidad de las radios: que cobraran los operadores y el resto se producía en términos voluntarios.

Podemos decir entonces que los primeros aportes los hicieron los integrantes de la radio y que empezaron a aparecer estos bonos…

Sí, esa es una política desde el principio. De juntar de a chiquito. Hay una tradición en Ahijuna que llegó hasta El Diego para La Torre, etc. Siempre era cuestión de aporte, de buscar entre este público potencial de la radio y también de gente que está vinculada a este tipo de organizaciones, de corte cultural, que veía esta posibilidad como algo para apoyar. Igualmente tuvimos la estrategia de ir a buscar otras organizaciones del palo cultural, que en ese momento nos dijeron que no consideraban estratégico desarrollar un medio comunicacional. Justamente no lo queríamos hacer solos. Si bien el grupo promotor podía responder también a la construcción de otros espacios, porque hablando de sustentabilidad eso te da mayor cuerpo…

Además éramos todos laburantes, en el mejor de los casos trabajadores asalariados.
No teníamos ni socio capitalista. Fuimos sí acumulando, la guita la fuimos consiguiendo con las movidas culturales. En el principio nos ayudó mucho Arbolito, la banda. Venían, tocaban, hacíamos movidas, juntábamos guita. Esa es como la proto-historia de Ahijuna.

Y después empezó un camino. Tenemos un trabajo que está esto sistematizado por etapas, con los pasos que dimos consolidando la legalidad. Arrancamos los papeles en 2004, teníamos un funcionamiento cooperativo pero con papeles de asociación civil. Definimos hacer una cooperativa de trabajo: con la herramienta comunicacional que generara laburo para una serie de compañeros. Sabíamos que no iba a funcionar una gran estructura, pero sí un grupo de compañeros que podían apuntar a laburar ahí. Conformamos la cooperativa y ya en un año (2005) teníamos la matrícula.

Y en 2006 coincide con las cuestiones del contexto: cuando se cae el artículo 45 de la ley, entramos en ese listado… En 2005 empezó a circular un expediente de clandestinidad en COMFER. De hecho está todavía.

¡Es un trofeo!

Sí, tendríamos que hacer un cuadro!

Y a partir de eso, en un período muy corto, llega ese papel de la Resolución 753 donde entramos nosotros. Ahí nos permite, en términos de sostenibilidad, que podíamos registrar la actividad de radiodifusión en AFIP. Todos los registros de prensa, publicidad… Más allá de que eso no repercutió, eso te consolidaba en la posibilidad de acceder a ciertos recursos que, si no tenías el papelito, no existías.

Eso siguió durante los años y en términos de legalidad, cuando terminamos de mudar la torre, hicimos los trámites con la asesoría de AFSCA, terminamos haciendo las solicitudes formales de planta transmisora, etc., que termina con la habilitación de planta transmisora, que es lo que muy pocas emisoras tienen, creo que ni las comerciales de acá. Bueno. ahí tenemos un umbral de legalidad. El paso siguiente era solicitar formalmente que se celebre el concurso, que por reserva de LSCA, te adjudiquen la licencia. Después está el debate de la categoría, la potencia, etc… A lo mejor acá lo que te corresponde, te limita el alcance.

Uds. no tienen la licencia entonces…

No.

Los trabajos que hicieron hacia la legalidad, constituir la cooperativa, etc., ¿va de la mano con la sostenibilidad económica? ¿Lo pensaron relacionado: conseguir una y conseguir la otra? ¿Lo pensaron por separado?

Bueno… ahora Pablo te dirá su opinión, que es el secretario de la Cooperativa. Toda esa etapa, nos es menor en todo lo que dijiste. Nosotros hoy estamos acá, en la biblioteca, antes estábamos en la parrilla. Acá hay una organización que nos antecede, con un reconocimiento social. Una gran cantidad de pibes, adolescentes, adultos, que estudia o estudió acá en la biblioteca. Todos esos pasos, y la legalidad, la entendíamos como la base para que luego ocurriera algún tipo de política que te permitiera desarrollarte. Que por no tener las herramientas administrativas-legales, no puedas acceder a determinados fondos que te permitan desarrollar esto.

En realidad es poco a lo que tuvimos acceso: dos, tres líneas en toda la historia, de algún convenio con el Estado. Y después sí tuvo influencia directa lo de los FOMECA. En el resto de la articulación con el Estado, hicimos más en términos productivos, la Cooperativa como productora de contenidos, de campañas, etc., que lo que firmamos por algún convenio donde había algún tipo de ayuda o apoyo a alguna acción de la radio. Siempre fue la voluntad de decir “vamos a desarrollar el proyecto” y para la propia sostenibilidad, lo legal y lo administrativo influía en términos de que no se te caiga en dos segundos ante un contexto adverso como el que tenemos ahora, y sabemos que igual puede ocurrir.

Y también lo pensamos en términos del propio campo que integramos, el movimiento de las radios comunitarias. Y hay ciertas radios que siguieron el mismo camino. Las radios urbanas, ustedes que están investigando lo verán. Problematizan sobre otros temas: resolver trabajo, pagar, etc, etc. Fue una política donde le metimos mucha energía.

Aparte hay diferentes escalas. Hay un marco de legalidad que tiene que ver con la gestión de la radio. Tiene un marco que puede ser cooperativa o asociación civil y ahí tenés un marco legal que está por fuera de lo que es una licencia. Pero después cuando tenés que demostrar que sos una radio gestionada, tenés que tener eso. Y después está la relación propiamente dicha, de la búsqueda de la legalidad en el marco comunicacional especialmente. Porque vos podés ser una cooperativa de trabajo en comunicación y no ser una radio: hacer contenidos, formación. Ahí me parece que hay construido un camino necesario por el cual indefectiblemente van a tener que pasar todos lo medios de comunicación. ¿Querés tener una radio comunitaria? ¿Querés tener una gestión? Bueno, alguna figura hay para sostener eso. Hay ahí un camino que se hizo de entrada: en 2005 ya hay una cooperativa, como forma jurídica. Sin eso no vas a llegar nunca a la otra instancia.

Y no hubo un planteo de ir por la reforma de algo que se adapte a nuestras características sino de utilizar las herramientas disponibles. Antes éramos una asociación civil como figura legal, con un funcionamiento horizontal, cooperativo, en términos de aportes. Se dividían las participaciones como el aporte económico. Teníamos prácticas más vinculadas al cooperativismo que a la asociación civil. Era más fácil hacer la asociación, con una lógica de club. También la cooperativa es interesante, no llegamos nosotros a complejizar del todo lo que es el funcionamiento en sí, la lógica del cooperativismo de trabajo. Aunque sí, los últimos dos años, se logró concretar la idea de que un grupo de compañeros, que cumplían un turno, se llevara un retiro correspondiente a lo que era el salario de esa actividad. Diez años antes no lo veíamos como una posibilidad. Con una serie de circunstancias que tenían que ver con lo que habíamos desarrollado, con un contexto que permitía también poder construirlo. Esa era la foto del año pasado, que coincide con la foto de otras radios que estaban discutiendo esto.

Pablo: después está el tema del acceso a la pauta oficial. Que vos tenés que construirte un marco para ser proveedor de un Municipio. De las variantes y posibilidad de llegar a una pauta, que a veces puede ser por un tercero. Hay algún marco como para que puedas ser proveedor, en el caso de cobrar una pauta. Con los años Ahijuna había logrado armar un acceso a esa pauta. Pero también depende del gobierno de turno. Hay un criterio del momento.

¿Y tuvieron o tienen acceso a la pauta?

Tuvimos pero con esta gestión se cortó. Si bien el candidato salió en la previa, conoce el medio. Pensamos que hay alguien que baja el pulgar dentro de la gestión. Se hacen gestiones y en algún momento se caen… La posibilidad de dialogar. No hay instancias de diálogo.

De hecho el municipio usa la torre para comunicaciones. De hecho hicimos una presentación formal, por mesa de entrada del intendente, contándole esta situación. Esperamos los primeros meses, que la gestión se acomode. Quisimos generar el vínculo pero esto debe estar atado también a lo que pasó el año pasado, cuando denunciamos irregularidad en la pauta. Ayer salió otra nota, con portales de Internet falsos, que tienen medio millón de pesos asignados…

Y a partir de eso, nosotros tuvimos estrategias diferenciadas. Tanto algunas acciones de financiamiento y apoyo, como los bonos.

La idea de las patas de la cooperativa siempre estuvo: la radio, que siempre alimentamos con recursos por ser nuestra cara visible; después toda una línea en formación, comunicación, etc.; y otra como productora, haciendo trabajos para afuera. Eso durante un tiempo funcionó y fue importante para financiar a la propia radio. Generábamos recursos y un porcentaje lo destinábamos a sostener la radio. Si bien usábamos la radio para difundir lo que veníamos haciendo, como si fuera una ventana.

Por ejemplo: venía alguien y nos pedía una campaña de spots… Hacíamos diseño gráfico, algún tipo de spot o cartillas. Tuvimos algunos trabajos con organizaciones y otros directamente con áreas del Estado. Con salud sexual, con agricultura familiar, que se fueron dando como producciones. Adicciones en Provincia de Buenos Aires, etc. Lo que hacíamos era producción de piezas. Y muchas de esas piezas sonaban en radios comerciales. Nosotros solamente hacíamos la pieza. En ese momento funcionaba eso. Parte de ese ingreso lo destinamos como cooperativa, a sostener. Siempre manejamos porcentajes: siempre el porcentaje era casi todo para el trabajador y una parte para la radio, un 20% que lo dejábamos para la radio. La herramienta nos permitía seguir construyendo esta estructura para seguir sosteniendo.

Y después, en detrimento de esto, cuando la radio empezó a levantar en términos de inyección económica con los FOMECA, eso se fue debilitando. Empezamos a producir menos, aunque lo seguimos haciendo esporádicamente. Había menos demanda de eso y el FOMECA podía financiar compañeros dedicados a la radio. No tenían que inventar otra actividad para justificar horas. Si el compañero está en la radio, y desarrolla su función, se fortalece la programación, en definitiva. El salto de calidad era tener el servicio informativo, etc.

Los “fierros”, que fue lo primero. Pero lo que más pegaba era en los contenidos. Acá, teniendo dos productores, un informativista, te cambia mucho. Y nos cambió mucho, en términos de sostenibilidad, lo que pudimos hacer con las líneas de gestión de FOMECA. Para consolidar, si se quiere, las definiciones del proyecto político-comunicacional pero también ajustándolo a la propia evolución de la radio, a la construcción de las audiencias que pudimos conseguir. De hecho uno de los pasos era ver cómo hacíamos nuestra primera medición, en términos concretos.

Y también todo lo que tuvo que ver con repensar el proyecto. En este tipo de iniciativas va cambiando la gente que participa, va mutando. Rediscutirlo también con los que se habían incorporado, desde 2005. Se modificó bastante en estos años el equipo, la participación activa: el 50% es nuevo. Y ahora está otra vez creciendo: tenemos la política de que en crisis aumenta, aumenta la cantidad.

Ahijuna vuelve a una etapa híper militante. Coincide con una demanda externa de una cantidad de compañeros y compañeras buscando lugares donde participar. Me parece que este es un buen lugar. Esa Ahijuna la tenemos que construir, porque la Ahijuna del año pasado, la de la foto, ya no existe más.

Esto que están viendo es una inercia, ya no existe más.

Estamos discutiendo. Definir qué hacemos: ¿frenamos? ¿conservamos? ¿pensamos otra etapa?

Y dentro de este contexto sacaron lo del Club de Oyentes…

Está empezando… Creo que sería espectacular que eso tuviera una dimensión que represente un porcentaje de los ingresos. Tenemos acuerdos institucionales con algunas organizaciones. Para nosotros un actor clave, además de la biblioteca (donde alquilan el espacio), es la Universidad de Quilmes. Son actores clave donde tenemos una alianza fuerte. La teníamos con algunas áreas del Municipio, como Cultura, que apoyó hasta encuentros de AMARC acá. Esa la perdimos… Teníamos un porcentaje de publicidad, teníamos los ingresos por otro tipo de convenios o proyectos. Y estaba la línea de los FOMECA que fue un porcentaje importante en el último tiempo. También es cierto que, de la publicidad, teníamos un porcentaje importante de gravámenes. Ahora que Aguad dice lo que dice… Nosotros estábamos pagando AFIP, etc. [N. del E.: Oscar Aguad era en ese momento Ministro de Comunicaciones].

Y en esa diversificación, pasó que en el último tiempo se debilitaron varias a la vez. Lo del Club de Oyentes, que ya está todo inventado, hay que buscarle la vuelta, en términos de tu propia audiencia. Creo que igual está en elaboración, hay lindas ideas. Es difícil terminar de concretar en términos que se amalgame y se traduzca. Sería clave que represente un porcentaje de nuestra sostenibilidad. Digamos “el 30% es el Club”. Ahí ya empezás a contar que es una vía genuina de financiamiento. Así como lo fue, que no lo imaginamos cuando lo lanzamos, lo del Diego para La Torre: financió finalmente el 70% de la obra. 2500 personas pusieron guita en eso. Eso fue un momento, con un objetivo puntual…

El Club, de hecho, el gran tema es: ¿cómo consolidás la relación con las personas que están colaborando? Que se sostenga en el tiempo porque es un club… Sentirte parte, cómo las hacés participar, de la vida y la dinámica de la radio.

Porque se genera con los medios ese tipo de relaciones pero las tenés que construir cotidianamente. Lo tenés que producir en todas las herramientas comunicacionales, en la radio misma, cómo insertás eso… Necesitamos armar esa estructura y esa rutina que termine de cerrar la idea.

Y lo que vemos también es que detrás de ese Club de Oyentes, necesitamos un equipo de laburo trabajando en función de eso. Es un laburo, consume gente, tiempo. Eso es lo más complejo: armar un equipo que haga, que traccione.

Eso pasó con la campaña del Diego para La Torre. La radio estaba transmitiendo por Internet, estaba todo caído. Teníamos que poner toda la energía en eso.

Pero lo bueno, por eso te decía de este proceso de incorporaciones, hay un montón de compañeros y compañeras que están aportando otra frescura… Que los que vienen batallando, ya tienen una mirada sesgada… Así pasa. Porque a veces, suele ocurrir, viene alguien nuevo y te dice “intentemos con esto” y sabés que ya fracasó. Pero a veces te tiran una nueva que no está explorada. Y también necesitás de esa energía que te cambie la mirada.

De hecho surgió de los compañeros, que se cargaron al hombro cuando había que hacer el festejo de cumpleaños de la radio, y salió muy bien. También pasó con otras cuestiones el último año: tuvimos equipamiento para hacer exteriores todo el tiempo, era una política que queríamos desarrollar. Nos quedó la mitad del FOMECA, queríamos comprar la carpa. El equipo de exteriores está y eso nos permitió igual desarrollar.

El año pasado hicimos un “ejercicio diabólico” que nos salió muy bien: hicimos un espacio amplio, de taller, pero de marketing. Específicamente, no sobre lo organizacional, sino sobre la radio. Pensar la radio, sus públicos, qué otros medios hay acá en Quilmes, qué relaciones tiene la radio, cómo se fue dando la sostenibilidad, qué se logró y qué no, cuáles podrían ser aliados potenciales del proyecto, etc. Aprendimos que el marketing son relaciones, no ventas. Hicimos ese ejercicio, nos fue bien. Vieron que en FOMECA hicieron la línea de gestión y hubo una mesa con talleres de marketing. Dieron marketing de producto… Les fue muy mal.

Entonces, a través de conocer una profesora de la maestría de acá de Quilmes, de Industrias Culturales, con Mastrini, Becerra y Marino, ella da Proyectos de Comunicación. Trabajamos con ella las necesidades particulares, que sean compatibles política e ideológicamente con lo que queríamos hacer. Nos fue en bien en términos de que se armó algo como ad hoc. Y fue un trabajo que exigió un esfuerzo de los compañeros y además varios de los que no estaban todo el tiempo, se cargaron la mochila, y hasta los conductores al aire. Estuvo bueno para discutir objetivos, definición de audiencia. Para tener claro el “producto Ahijuna”: en realidad ajustamos lo que ya sabíamos. Tenés el problema de clarificación de los objetivos en toda la organización. Agarrás la programación y hay unos desfasajes; suele ocurrir en las radios.

Generamos un documento, que tiene cuarenta páginas, que era la planificación del trabajo. Y hasta nuestros aliados y construcciones estaban ahí. Y no eran solamente alianzas económicas, eran estratégicas en relación a otros recursos, también políticos. Y es un documento a desarrollar, lo vamos ajustando. Lo hicimos el año pasado, hicimos un diagnóstico que salió bárbaro: se dio el de “catástrofe”. Hicimos varios y salió ese…

Yo soy profesor de planificación y damos como la antípoda del FODA [N. del E.: herramienta de estudio de la situación de un proyecto, analizando sus características internas —Debilidades y Fortalezas— y su situación externa —Amenazas y Oportunidades—]. El FODA solo no alcanza. Acá hicimos tres metodologías para hacer el diagnóstico. Y planteamos un escenario “en riesgo” y eso, hoy concretado, puso en riesgo una cantidad de cuestiones de la radio y de la sostenibilidad. Porque aparte afectaba, no solamente los recursos económicos, sino las alianzas que habíamos construido.

Y otra cosa que coincidió con el taller de marketing, es que parte del proyecto del FOMECA, teníamos pensado rediseñar la marca… Y lo hicimos coincidir, como un relanzamiento de la imagen de la radio, también la artística. Cerramos con el Ruso Verea que nos hizo las locuciones, dando un paso, una uniformidad de la artística. Acá en zona sur es un tipo que está referenciado, el Ruso. Todo se dio junto, también con un desenlace…

El peor final…

O el peor comienzo… Igual es necesario: esa mirada estratégica la tenés que rediscutir siempre. Sí hubo una voluntad de evaluar… No es tradición en el movimiento de radios comunitarias la planificación, y este grupo no es la excepción. Pero siempre hubo una voluntad acá, hay instancias de evaluación, hay instancias de definir objetivos anuales.

Algo que trabajamos mucho en el taller de marketing era el seguimiento. Ahí tenemos a veces unas caídas, volvemos sobre lo anterior, en relación al norte claro. Eso es parte de los procesos, son dificultosos… Nosotros ahora lo vemos, que además el contexto general afectó a la dinámica del equipo, de la organización, como también a la vida particular de los compañeros. Algunos se han reconvertido productivamente…

La otra vez hablaba con Rafa de La Tribu, que repercutió mucho en los que participaban dos o tres horas garantizando algo, y eso hoy no lo pueden hacer. Yo le contaba eso, que más allá de la circunstancia económica y está la deuda de los FOMECA (en nuestro caso no llegamos a cobrar nada, de los proyectos aprobados el año pasado, es una suma importante). A nosotros nos permitía llevar este año adelante, para construir el otro. Se nos adelantó la circunstancia… Entiendo que el problema no es económico.

Lo económico es que los compañeros, que cobraban un retiro (estaban cobrando, porque ahora se cortó), con el 40% menos más el 45% de inflación, o el 38% como dicen ellos… Esa es la relación. El año pasado discutíamos el nivel salarial, de lo que dice el convenio colectivo, y ahora pasamos a esto. Y eso fue una decisión de los compañeros, de distribuirla, estirándola en meses, porque se podría haber terminado antes.

Entonces el cambio de contexto vino con el congelamiento de los FOMECA más el congelamiento de las posibilidades de diálogo con el Estado (con la parte local).

Sí, ni siquiera nos quedó eso. Mismo signo político. Todo lo que era pauta oficial, nacional, provincial, local, quedó en cero. No quedó ninguna instancia. Además, con la denuncia del año pasado, cortamos la relación con los bolseros. Eso que era un monto, que eran 6-7 lucas mensuales, tampoco está.

Sin embargo, a pesar de que la situación está así, ponderamos lo económico pero en realidad, con el Club de Oyentes u otras nuevas estrategias, no es el problema económico el central de una crisis. Lo que te afecta son estos procesos…

Las radios se sostienen igual, nunca fueron completamente sustentables desde lo económico. Eso lo estamos viendo… La creatividad o las formas de encontrarle la vuelta, están. Volviendo: ¿La publicidad comercial, de privados, cómo está?

Es muy baja, siempre fue muy baja. No es un porcentaje considerable, nunca representó… Salvo alguna vez, muy puntual. Pero no representa ni tres mil pesos mensuales, no lo consideramos. Seguimos manteniendo algunas… Pero además está planchado, lo que es pequeños anunciantes. Los que tenemos responden más a gente que apoya a la radio con algún auspicio. Así como otros hacen programas… Y otros los canalizamos por el Club. Más individuales…

En un plan de ventas que armamos, teníamos apuntado focalizar en un cierto tipo de clientes. Porque la publicidad muy pequeña, es mucho esfuerzo del equipo de venta…
Tenés que tener un responsable que salga a vender.

Y ese plan de ventas…. ¿Lo completaron? ¿Cómo resultó?

Había un mapeo, así como hicimos uno más político, organizacional, sindical, del territorio. Hicimos uno más de corte comercial. Que pudieran estar interesados en anunciar. Y estaban discriminados quiénes hacían publicidad en radio, que tuviéramos un dato de que eran permeables. Para no ir a buscar anunciantes al voleo, que eso desgasta mucho. Si vos tenés esa previsibilidad, es mejor.

Y esta parte no se terminó de desarrollar, hubo algunos casos. Consideramos algunos mejor posicionados, eran unos veinte anunciantes posibles. Y empezamos a concretar algunas alianzas con algunos sindicatos, que es lo que queríamos hacer hace diez años. Ahora recién están visibilizando esta cuestión. La radio puede entrar en relación con su política comunicacional, y esa es una línea que puede funcionar. Hasta ahora hemos desarrollado pocas: una con ATE local (Quilmes), que generó un programa de radio.

Los programas ¿tienen espacios con aporte? ¿Tipo independientes?

Sí, esa es una pata. Tenemos franjas horarias de producciones independientes. Con eso se sostiene el horario de los compañeros que operan en horarios que consideramos producción propia. Esa es su función: sostener el laburo del operador, no es un porcentaje considerable. Siempre tuvimos como política que solamente una franja sea abierta a independientes. Nos guardamos siempre un porcentaje de la programación para nosotros. Eso habría que pensarlo todo de vuelta. Más que nada porque los compañeros necesitan trabajar.

Estamos en conversaciones con otros gremios, que tienen poder económico y fuerza en lo gremial, con una postura compatible con nosotros: de los lugares más progresistas de la CGT y la CTA. Esas son construcciones. La Universidad ha podido dar alguna mano más pero también ha quedado sola en el territorio, y no es un territorio por fuera del recorte, los ajustes, etc. Tienen problemas concretos que atender…

¿Y proyectos de cooperación internacional?

Hemos presentado pero nunca accedimos.

Nos gustaría que cuenten bien en detalle la campaña de Un Diego Para La Torre, pensando en una campaña puntual y el éxito que tuvo…

Fue un tornado, el 4 de abril de 2012. Se desploma la torre que teníamos al lado de la parrilla al paso. Ya la radio se había mudado, teníamos solamente la planta transmisora y enlazábamos. Se desplomó la torre en una Semana Santa, fue un desastre acá en Quilmes, con barrios enteros arrasados…

Ahí nos organizamos, muy rápido. En otra organización quizás eso puede significar que el proyecto termine… Organizamos muy rápido cómo salir de eso y ni bien lo comunicamos, en una de las reuniones surgió eso. Además de avisar a los aliados, como la Universidad que nos ayudó a desarmar el desastre. Y empezamos a ver condiciones para levantar la otra torre.

En un bar de La Plata, que estábamos con dos compañeros que son socios fundadores, con los que estuvimos en la radio de Farinello en los 90… Y surge otra vez la tradición de bono, que queríamos recuperarla. Teníamos que comunicar lo que había sucedido, de un modo de no ponernos en víctimas, porque había barrios enteros afectados. Siempre habíamos tenido una política, más allá de los bonos, de generar los recursos nosotros.

Y definimos la posibilidad de interpelar a los aliados y oyentes de la radio y pedirles un bono contribución. Y salió la idea: ¿qué les pedimos? Un bono. ¿Y cuánto pedimos? Un diego (diez pesos). ¿Un Diego para La Torre? Y ahí salió la idea…

Entonces conseguí el teléfono de Latorre [N. del E.: Diego, ex jugador de fútbol argentino], lo empezamos a llamar. Y un día lo encontramos, le contamos la historia. Le mandamos la información, le preguntamos por sus temas de imagen [N. del E.: hace algunos años trabaja en TV]. Y le contamos que es una radio, lo que había pasado… Finalmente acordamos hacer la foto. Y una grabación para un spot. Nos costó conseguir todo, ir al canal, no nos dejaron hacer las fotos adentro… Se hizo la foto en la puerta del Grupo Clarín, en la calle. Hicimos la frase, corta, para el spot. Y necesitábamos la autorización de Latorre. De hecho se enganchó porque la gente por Twitter le consultaba si se había prestado, si era real la campaña. Y él decía que apoyaba la campaña. ¡No nos conocía! Después le agradecimos… Y le di la carpeta para que lea los antecedentes de la radio, etc. Resulta que finalmente, una compañera que hacía el diseño del canal donde estaba Latorre, terminó sacando la foto de nuevo porque no había salido bien, y ella hizo el diseño del bono.

Hicimos los bonos, cinco mil bonos, numerados. Todo transparente, publicar lo recaudado, etc. Esa herramienta, en ese momento, nos resultó efectiva. Teníamos un bono manual, controlado. Con un troquel que nos quedaba con los datos. Generamos también una base de datos de toda la gente que había colaborado. Parte de lo que queremos recuperar con el Club es que continuamos una relación con esa gente. A esa base de datos, cada tanto les mandamos información de la radio. Y sacamos al aire a gente que había colaborado.

Cuando volvimos al aire en diciembre de 2012, sonaban los oyentes que habían ayudado con el bono. Y les preguntábamos quiénes eran, qué hacían, por qué habían puesto Un Diego Para La Torre… El Club de Oyentes a lo mejor tiene que ir por ahí, ahora hay más tecnología que en ese momento. En ese momento recién salía Idea.me, nos mostraron la plataforma cuando teníamos ya armados los bonos “manuales”. Es mejor algo que está formateado, con todos los medios de pago. Pero nosotros lo habíamos hecho “manual”, eran bonos autoadhesivos.

El sitio de la radio se transformó en esa campaña. Y cuando salían las entrevistas en la tele, estaba el sitio. Y la gente iba al sitio, buscaba el teléfono, nos llamaban para ofrecernos cosas… Una mujer de Mataderos nos ofreció una torre que tenía en el fondo de su casa, para regalárnosla.

Eso fue una demostración, para nosotros, de lo que se puede generar… También estaba combinado con una dinámica, una rutina de tres o cuatro compañeros que estábamos todo el tiempo con eso. Con muchas relaciones públicas, si se llama así a hacer esto: buscar personajes, que posaran con la foto.

Hay un compañero, Legarreta, que con otra compañera hicieron una tesina de grado de la UBA donde sistematizaron la campaña, también con audios. También hay un video, de canal 4 de Mar de Ajó, es un video de 6 minutos que cuenta la foto del año pasado de Ahijuna, no es de la campaña.

Y a partir de esta experiencia, que fue una urgencia y con la visibilidad que tuvieron ¿han pensado en hacer algo parecido pero con otro objetivo? Como una campaña para otra cosa…

En realidad quedó como el potencial demostrado. Y está el trabajo posterior de sistematizarlo. Yo siempre les digo a los compañeros que hay que escribir todo lo que fuimos haciendo. Hay compañeros de otras radios comunitarias que tienen una experiencia enorme, y no escriben lo que han hecho en su radio. Necesitamos que eso esté… En la misma dinámica, en realidad, no lo hemos desarrollado. Entre que pasó esto, volvimos al aire, y empezaron los FOMECA: no hubo necesidad en ese momento.

De hecho cuando juntamos plata con la campaña del Diego, estaba la pregunta de si el Estado no tenía una herramienta para ayudar a una radio que se le cae la antena… Más una radio que no puede pagarlo, con un subsidio tal vez. De hecho estaba el FOMECA de emergencias, que ahora no está más. Y es un reclamo que puede ser del sector. Pero siempre quedó latente. Están las memorias de la campaña… ¡Lo más divertido de esta organización es leer las memorias! Debe pasar en todos lados.

Estaba la voluntad de retomar esa línea. Cuando se da el cambio, a la coyuntura actual. La respuesta es esta del Club. Hay una radio que lo tiene aceitado, que es FM La Lechuza de San Juan. Miguel Ambas es el referente. Ellos lo tienen, nos dieron referencias de herramientas administrativas que te permitan laburarlo y generar el mecanismo que le facilite al que quiere colaborar si tiene home banking, con un débito automático. Ellos ya lo tienen, tienen hecha la cuenta: con 200 personas que pongan 200 pesos nos garantizan la base del alquiler, pagar la luz, etc. Y está la problemática de cómo le das el espacio a esas 200 personas.

¿Uds. cuántos tienen ahora?

Tenemos 127.

¿Hicieron una proyección de cuántos necesitan?

Bueno, la cuenta que te decía antes da 40 mil pesos, 200 a 200 pesos.

Nosotros tenemos distintos aportes: de 50 pesos para arriba. Y la cuenta nuestra es hoy de 18, 20 mil pesos mensuales. Está la urgencia por un lado, y por otro la planificación del espacio de los asociados. A algunos de nosotros nos encantan esas cosas pero lleva tiempo sostenerlo. Tiene una rutina que hay que armar.

¿Hacen presupuesto anual? ¿O planificación económica?

Tenemos cálculos aproximados, sí. Este año subieron los costos de los servicios, parcialmente. Como nosotros pagamos, indirectamente, a la biblioteca. A ellos se les multiplicó por cuatro la luz. Pagaban 4 mil y pagan 16 mil. Y lo que logramos congelar fue el alquiler del uso del espacio. Congelamos el aumento, lo mismo que el año pasado. También tenemos un trabajo con la Universidad donde se da una diplomatura. Acá en la biblioteca tenemos este lugar, usamos las aulas, si necesitamos está el teatro…

Sí tenemos un costo fijo alto. Ahijuna tiene costos fijos altos. Y la proyección anual la tenemos, aproximada. Les podríamos pasar el dato de cuánto representaba el año pasado el porcentaje de retiros, que era el más importante, los retiros de los trabajadores. Eso se los puedo pasar, qué porcentaje representaba… La proyección que tenemos hoy, como calculamos en horas, y ya había un esquema que tenemos que rediscutir, con turnos o medios turnos, cuánto salía la hora y teníamos los costos fijos mensuales: todo eso da una proyección de lo que necesitamos. Teníamos cierta base con los FOMECA y los ingresos por publicidad que veníamos generando pero hoy no están.

Yendo a los orígenes de la radio… ¿estuvo en el proyecto la pregunta por lo económico? ¿Se consideró como algo que podía ser un obstáculo? ¿O la prioridad era arrancar y luego ver el recurso?

Estaba como incipiente. Buscamos otros actores para sostenerlo. Pero no en la planificación formal, con presupuesto, proyecciones económicas… Se fue construyendo sobre la marcha en relación a un auspicio, un convenio o un apoyo que se conseguía. Desde la propia autogestión que teníamos. Como teníamos cuota societaria, eso nos permitió arrancar. Con el paso de los años y esta construcción hacia la formalidad, empezó a aparecer con más cuerpo. Y responde a que el grupo se fue formando y fue aprendiendo en el hacer, como Aranguren… (risas) [N. del E: Aranguren es el Ministro de Energía que dio lugar a aumentos de los servicios]

Algo que surgió hablando con Agustín Espada: ¿qué te parece la idea o si surgió alguna vez, la idea de vender publicidad entre varias radios, sea por redes o por zona, salir como a ofrecerse como paquete (“somos 10 radios…”)?

Hay diferentes ideas, y aparecen iniciativas de distintas redes. Acá en 2009, en un encuentro de AMARC, hice una propuesta para formar una agencia desde nuestro sector. En ese momento tuvo cierto eco en algunas radios pero eran las que estaban más necesitadas de generar sostenibilidad. No fue un proyecto prioritario que en ese momento se ponderó. En FARCO alguna vez se mencionó, tampoco tuvo repercusión.

Y nosotros venimos trabajando mucho en lo cooperativo, nos incorporamos a Red Colmena, que son cooperativas, si bien no hay medios. Y ahí empezamos a ver si podíamos dar pasos hacia concretar esta posibilidad. “Somos estas radios cooperativas de Capital y GBA, cuántas juntamos?”, etc. Con posibilidad a ampliar a las comunitarias también, y armar un paquete como para ir a visitar algún cliente que te pueda decir, tal vez mismo del sector cooperativo: Sancor, Credicoop, etc, etc. Lo discutimos también con la usina de medios… La verdad con poco éxito.

Tampoco sabemos si armar una estructura o utilizar algo de lo que ya existe. En el caso de Red Colmena, no tiene ni la matrícula, por ejemplo. Pero también es delicado pensar que lo asuma una sola radio porque es tu propio balance, asumiendo ese nivel de ingreso, administración, etc. Hay que ver el modo. En otras partes de América Latina hubo experiencias exitosas.

Para mi la clave es juntarse porque si vamos de a uno no tenemos chances. Pero en todo. Habría que pensar todo a escala, en esta época, hasta en términos de contenido. Si no nos estamos pisando las radios… Con un contenido que tenga visibilidad. Que puede estar emitiéndose, lo mismo en red, en un horario central para competir. Y que cada radio tenga sus propios segmentos. Son cosas que no aparecen… Aparecen intercambios menores, de programas, pero no hay una estructura común que nos permita tener mayor visibilidad. Están los informativos de FARCO pero son los informativos que tampoco responden a la diversidad…

Y respecto a la pauta oficial ¿de que otras formas te parece que el Estado tiene responsabilidad o debería ayudar al sector de las comunitarias?

En el caso de las cooperativas de trabajo, tiene herramientas desde otros Ministerios. Lo que veo es que están desperdigadas, no hay uniformidad. Ahora menos… pero tampoco ocurría con AFSCA. Que haya apoyos para medios, de determinadas líneas. Un Ministerio te puede hacer el apoyo económico para formar compañeros, en distintos roles. ¿Líneas de subsidios? Créditos blandos, que a veces para alguna cuestión sirven. Lo hicimos nosotros para tapar agujeros, después los terminamos pagando. Pero lo que tiene que ver con Desarrollo Social, con fomento, que están desperdigadas. Hay líneas de microcrédito, que podrían ser para medios comunitarios. Son líneas para el trabajo de producción.

Cuando fue el encuentro, que presentaron el diagnóstico en La Tribu el equipo de Becerra, se mencionó que el sector no reclama un apoyo en términos de servicio audiovisual, que no tiene que ver con pauta oficial ni FOMECA, etc. Podría ser eso.

¿Se acuerdan los planes Jefas y Jefes de Hogar? Había un consejo nacional. Un compañero hacía comunicación ahí. En 2004 hizo una planilla de Excel que no la tenía en todo el Estado: era un cruce de todas las políticas públicas. Nosotros no lo tenemos hoy eso. Desde el sector deberíamos hacer la investigación o que el Estado la facilite, de todas las políticas a las que se puede acceder. Hay muchas, al menos en la etapa anterior había mucha guita del Estado.

¿Querés agregar algo? Con la investigación que hiciste, en la relación entre radio comunitaria y sostenibilidad económica…

Por un lado, marcar que el Estado tiene que apoyar este tipo de iniciativas. O tiene que garantizar la base de esto. Y por otro lado, desde las radios, creo que todos nosotros, en este campo, tendríamos que organizarnos en términos de consolidar los proyectos. Muchas de las cuestiones responden a la ausencia de planificación. Y salen nuevos proyectos que desconocen la experiencia de los anteriores. Y hay poco material.

Les decía a los de FOMECA gestión, en un taller que fuimos el año pasado: nosotros somos un sector que nos soplan y nos caemos en dos segundos. Se rompe la consola y… lo atamos con alambre, lo arreglamos… Pero no tenemos un repuesto, un colchón… Y hemos construido un montón pero la militamos a full para construir esto….

Lo que vemos es que se sostiene más por eso…

Estaban los fondos pero laburabas como perro y ahora sin los fondos… laburamos como perros también. Se hizo un mecanismo con el FOMECA, pero el resto… Desde que no se legalizaron las radios… Algunas podrían tener licencia: La Tribu, En Tránsito, nosotros… los que ya lo tenían solucionado, tirales la licencia por la cabeza. Si lo único que quedaba es el concurso…

Radio Ahijuna

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